No es leyenda sino realidad que existió en Sevilla un famoso escultor, nacido en Córdoba, apellidado Cepeda, el cual, siendo
casi un niño, se escapó de su casa y se alistó como soldado en los Tercios. Destinado a Italia, tuvo ocasión de conocer en Roma y en
Florencia las obras de arte que dichas ciudades atesoran, y habiendo recibido clases de modelado y escultura durante varios
años de permanencia en Roma, decidió abandonar la carrera de las armas cuando ya ostentaba el grado de capitán.

Todo esto es rigurosa historia. Y ahora viene lo que no sabemos si es tradición o leyenda.

Lo cuenta don Félix González de León en su «Noticia artística» publicada en 1844.
La Hermandad del Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de las Aguas se había fundado en 1575, y sus cofrades acordaron
encargar al capitán Cepeda la imagen del Cristo de la Expiración.


No la hizo, como era costumbre, de talla en madera, sino que del modelado en barro sacó un molde, y él fundió una pasta de
madera molida con ciertos componentes de goma y resinas, pulimentando luego la figura.
Tan perfecta salió la imagen, que la Hermandad no quiso que pudiera haber otra igual en Sevilla, y para evitarlo obligó a que
por mano del alguacil, y ante notario, fueran llevados los moldes al puente de Triana y rompiéndolos en pedazos se arvjasen al río.

Desde aquel día el capitán Cepeda no dejaba de ir cada mañana a la iglesia de la Merced (edificio donde hoy está el
Museo de Bellas Artes) para sentarse largo rato y admirar aquella obra portentosa que sus manos habían sido capaces de
realizar. Poco a poco fue cayendo el escultor en una melancolía que acabó por convertirse en locura, y cierta noche, desde el
puente de Triana, se arrojó al río para buscar en sus profundidades los trozos del molde, aunque lo que encontró fue la muerte.


Hasta aquí la tradición o leyenda, Pero en el archivo de la Hermandad de la Expiración y Virgen de las Aguas, en la capilla del Museo, existe la constancia documental (que ha
sido publicada por el erudito Juan Carrero Rodríguez en su monumental obra Anales de las cofradías sevillanas página 155) según la cual la Hermandad firmó un contrato con el escultor Marcos Cabrera para la realización de este Cristo, ¿Lo hizo Marcos Cabrera, tal como aparece en el contrato? ¿O subrogó el contrato a favor de Cepeda? ¿O se trata de un Cristo distinto, siendo anterior el de Cepeda al actual de Cabrera? Aquí la tradición parece entrar en conflicto con la Historia, y tal vez no se sepa nunca la verdad, de si el capitán Cepeda acabó arrojándose al río Guadalquivir en busca de un imposible

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