Muchas veces me han preguntado de cuál era el origen de las leyendas y las tradiciones de Sevilla. En el prólogo de la edición de 1968 de Leyendas y Tradiciones de Sevilla se puede intuir el proceso de recolección de las mismas:

He aqui un libro que no habia sido aún escrito, y que se echaba de menos en #Sevilla. Sueltas en crónicas, en relatos, e incluso en novelas, andaban las leyendas sevillanas, a punto de perderse. Algunas, como las de San Fernando, hay que remontarse a las crónicas medievales para encontrarlas. Otras, como las de Don Pedro I, fueron utilizadas como material dramático para obras de teatro, de las que alguna parte hallamos en Lope de Vega.

Otras, dispersas en articulos o relatos de periódico, flor de un día, por los escritores del siglo romántico, de las que apenas dos se han
incluido en el libro de leyendas de Bècquer, y otras dos o tres en las novelas de Fernandez y Gonzalez.


En fin, muchas, nunca escritas, sino tomadas de la tradición oral del pueblo sevillano.

No he querido ofrecerte, lector, ni un libro erudito, ni tampoco una simple copia de textos ajenos. Salvo en dos o tres episodios como el de los Disciplirantes y el de la Inquisición, en que la delicadeza y escabrosidad del tema, requeria valerse de textos de reconocida solvencia, como los de Menéndez y Pelayo, y del Boletin del Consejo de Cofradías.


El resto ha sido tomado preferentemente de versiones orales, o al menos no eruditas. Esto explicará el que la versión que en este libro aparece de algunas leyendas, no es idéntica a la de esa misma leyenda presentada por otros autores; concretamente, puede apreciarse alguna diferencia, entre el «Maese Pérez el Organista» de este libro, y el «Maese Pérez el Organista» de Gustavo Adolfo Bécquer.

Para ello ha sido hecho, para suprimir cualquier rebuscamiento literario, y atenerse lo más escuetamente posible a la leyenda original, tal y como la contaron nuestros abuelos.


La leyenda, por su propia condición, presenta generalmente un desarrollo completamente fantástico, aunque haya en cada una de ellas algún fundamento histórico remoto. Insisto en ello, para evitar que se tome éste por un libro de Historia, cuando
en realidad es un libro de los mitos, algunos más próximos a la historia, como son las tradiciones, y otros francamente legendarios.


Me agrada el haber tenido ocasión, con no poco trabajo ciertamente, de haber prestado este servicio a Sevilla, recopilando sus Leyendas y sus Tradiciones, muchas
de ellas quizá en trance de perderse, por la poca atención que en los últimos cien años
se les había prestado.

Ojalá tú, lector, las transmitas de viva voz a tus hijos, y ellos a tus nietos, en la continuidad del amor a nuestra Ciudad.

(c) 1968, José María de Mena

(c) 2023, David de Mena